RTE tiene una ubicación metropolitana importante, dentro del Îlot Phare situado en el barrio Les Fabriques de Marsella, entre el centro de la ciudad y los barrios del norte.

En la intersección formada por los ejes estructurantes de la rue de Lyon y la avenue du Cap Pinède, es uno de los símbolos de la renovación de estos barrios antiguamente periféricos y aislados que se ven, a medida que se realiza el Euromed 2, unidos dentro de una antigua centralidad económica renovada e intensificada.  RTE es una importante señal urbana, un símbolo vertical de esta transformación del suelo. Es una emergencia geológica, especie de escollera, que integra todas las limitaciones y ventajas del lugar.

Al norte, el edificio se eleva alcanzando una altura de ocho plantas y forma una primera pendiente que culmina a 30 metros, preservando así el corazón de la manzana del agotador soplo del mistral, mientras que la pared norte, apilamiento de capas geológicas, protege el interior. Al sur, el edificio desciende en altura y desarrolla grandes terrazas accesibles y protegidas en la cubierta. Así, resguardado por la pared norte, el corazón de la manzana está, al igual que los muros de piedra seca y los valles mediterráneos, protegido del viento y bañado de sol y de frescura y es practicable por los empleados y los habitantes de la manzana y del barrio.

El ángulo nororiental de singular geometría decrece en voladizo para liberar de su masa las perspectivas desde el suelo, en la intersección de las dos arterias, como una cavidad en la roca. Luego se elevan las fachadas excavadas en un hormigón claro, traducción arquitectónica de un imaginario geológico. Tratados con sobriedad por múltiples perforaciones cinceladas y dentadas según un ritmo tejido de llenos y vacíos, juegan con el sol de Marsella y aportan una gran luminosidad a los locales que albergan.

Si las dos fachadas a la calle son las dos escarpadas vertientes de una montaña, las fachadas interiores crean una interioridad contenida preservada y soleada, una especie de cala cuya hondonada albergaría un pueblo de terrazas y muros de piedra seca, especialmente adaptados al clima del Mediterráneo y que permiten trabajar al aire libre, así como practicar actividades colectivas.

La propia morfología del proyecto evoca un diálogo entre las necesidades de seguridad del lugar y los aspectos de calidad de vida y bienestar en el trabajo que son fundamentales en el diseño de los diferentes espacios.