La ciudad de Medellín se extiende a los lados de un relieve en cuenca, y el paisaje de sus colinas está marcado por la autoconstrucción y la violencia ligada al narcotráfico. El centro de la ciudad, en el fondo del valle, sufre una falta de actividad ligada al establecimiento sistemático de barrios monoprogramáticos, que amenizan sus días, pero dejan sus noches a merced de la delincuencia. Hace unos años, el municipio emprendió la reconquista de su centro a través de numerosas operaciones de viviendas. El deseo de redinamizar los barrios a través de una nueva mezcla programática motivó naturalmente este concurso de reestructuración de manzana.

Nuestro proyecto propone en primer lugar reconstituir la manzana densificando sus masas edificadas, reagrupando sus frentes urbanos y creando un paso peatonal que abre la manzana a la ciudad y entra en diálogo con los elementos urbanos existentes en las inmediaciones. Este pasaje acoge actividades artesanales y pretende sedentarizar las actividades informales que dan vida al lugar durante el día. Se tiene especial cuidado en reducir el aislamiento de la iglesia existente mediante la creación de una nueva plaza que la posicione como un verdadero hecho urbano. El proyecto es un proyecto de escultura del espacio público y colectivo, declinándolo de lo público a lo más privado a escala de la manzana: plaza pública, patio colectivo, terrazas compartidas y azoteas comunes. A escala de las viviendas, la gradación a la esfera privada se trabaja mediante una innovadora tipología de viviendas. Esta última, basada en combinaciones de un módulo prefabricado y el uso de tabiques desmontables, permite que cada uno recomponga su vivienda y la abra a los espacios colectivos como desee, según la hora del día… convirtiendo a estas viviendas en auténticos «lugares habitables».